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Channel: mirar – El artista del alambre
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ida y regreso

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El camino de ida puede acabar convertido en el de regreso. La vida circular, la serpiente uróbos que nunca termina de devorarse. Qué sorpresa estar en este mundo, qué extraña cadena de casualidades, tu vida, mi vida… de tu vida a la mía.

La silueta de tu cuerpo recortada contra el horizonte, el cabello de medusa peleando contra el viento mientras caminabas encerrada en ese mutismo impermeable tuyo en el que guardabas todas las decisiones.

Al otro lado te esperaba yo como un reo aguarda su destino en boca del juez que conoce todos mis pecados. Las cartas puestas en orden sobre la mesa. No, no sólo mis cartas: todo lo que soy extendido como una última ofrenda a los pies del volcán. Ahí estaba todo: cuatro años desde mi huida, unos doscientos cafés aceptables, entradas para cincuenta conciertos, casi cien libros, el viaje que nunca hice, tres trabajos, el “siquiero” que no llego a producirse, un puñado de fotografías… el peso de los días.

Ahí estaba todo, a tus pies. No más mentiras, no más excusas.

Tengo que pensar, fueron tus palabras. Y te levantaste majestuosa y digna, plenamente consciente de ti misma.

Caminaste hasta un extremo de la playa y pensé que no volverías, desaparecida tras la duna sin más explicaciones. Mi corazón se saltó un par de latidos pero te vi volver hasta el otro extremo y entonces hice lo que hago siempre: una fotografía. No me juzguéis con dureza, nos defendemos con las armas que tenemos, aunque sean las armas de los perdedores, y mi única arma es la pobre cámara que arrastro a todas partes. La guardiana insobornable de mis desvelos, la diosa Minerva que custodia el laberinto en el que se esconde todo lo que no quiero ser.

A eso se reduce todo, a levantar barricadas con lo poco que somos, ¿qué otra cosa podemos hacer? Sospecho que tenía razón Bolaño, ¿era Bolaño?, sólo sobreviven los inventores.

Te vi volver, una silueta recortada contra la última luz del día, el destino en tus manos. Un extraño alivio en mi interior, todo en manos de un dios, vengativo o benevolente, no importa, en otras manos.

Regresas con la decisión tomada, lo veo en tus ojos… ¿es eso es una sonrisa?


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