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Channel: mirar – El artista del alambre
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la partida infinita

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Los humanos se enfrentan a la naturaleza como si fuese un extravagante juego en el que usan sus construcciones a modo de piezas. En cada tirada avanza un puente, un edificio surge en medio de un bosque, o una carretera atraviesa el ígneo corazón de las montañas.

El territorio debe ser medido y tasado, todo debe tener un precio y un valor. El dinero puede comprarlo todo, así que esa será la medida de todas las cosas.

Van reclamando el territorio, cambiando el paisaje hasta domarlo por completo. Ríos desviados de su cauce, acantilados cruzados por viaductos, edificios imposibles que son una oda el ingenio y la perseverancia de esa extraña raza. Cada obstáculo es visto como un reto a nuestra voluntad, cada caída un paso más hacia el éxito.

Los humanos creen que van ganado porque la naturaleza rara vez devuelve la jugada. Lo que no saben es que el tiempo de la naturaleza se mide en edades geológicas: ni tan siquiera sabe de nuestra existencia.

Los terremotos, las inundaciones, todo lo que vemos como un agravio contra nuestra tenacidad no son castigos de dioses vengativos insatisfechos con los sacrificios recibidos. Esas señales son sólo leves encogimientos de hombros, pequeños ajustes en los engranajes de un universo que ya era eterno cuando nosotros aún no habíamos aparecido.

En lo que dura un simple parpadeo de esas montañas caerán y nacerán decenas de civilizaciones. Otro puñado de simios furiosos que, abrazados a sus pequeñas supersticiones y atrapados en sus eternas guerras, seguirán erigiendo sin descanso nuevas construcciones que la naturaleza observará con aburrimiento antes de derribarlas para poner a cero el contador.

Una partida infinita que ya hemos perdido, que no tenemos forma de ganar aunque aún no nos hayamos dado cuenta.


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